ZION NATIONAL PARK.
CON EL AGUA
HASTA LAS RODILLAS.
No es el más famoso. Tampoco el más grande. Pero es realmente espectacular. Solo hay que seguir la carretera que va pegada al río Virgin hasta llegar a Springdale siguiendo el horizonte de monolitos rojos del Zion National Park. Granjas, puestos de fruta en el arcén y tiendas de souvenirs, arte nativo, joyas, gemas y minerales locales, van marcando el camino hasta la entrada del parque nacional.
Allí, por primera vez –y sin que sirva de precedente-, dejaremos el coche a un lado para disfrutar, sin atascos, de la oferta de rutas y aventuras del majestuoso cañón. Un shuttle gratuito (amenizado con una audio-guía de los años 80) recorre sin descanso los puntos de mayor interés.
Entre ellos, The Narrows, se erige como el más popular y arriesgado. Bañador, escarpines y un bastón bastarán para atravesar el lecho del río –sin tropezar- con el agua marrón hasta las rodillas.