Dicen las malas lenguas que Estados Unidos es solo un país soberano… pero poco tiene que ver el norte con el sur, los desiertos del oeste con los bosques de Nueva Inglaterra o los rascacielos de Nueva York con los granjas de Oregon. Por no hablar de los pueblos nativos americanos.

Hay otro Estados Unidos (o muchos), lejos de las grandes urbes, que solo se conoce –de verdad- conduciendo por sus carreteras secundarias.

Infinitas, fantasmales, memorables… 

COSTA OESTE

Más de 6000 kilómetros en un círculo que empieza y acaba en San Francisco, pasando por los parques naturales más salvajes, carreteras eternas y gigantes que parecen secuoyas.

Far Far West.

Seis estados (California, Nevada, Utah, Arizona, Idaho y Oregon), cinco parques nacionales y unos cuantos estatales, amigos perrunos, gatunos, equinos, vacunos y cetáceos varios.

Días de niebla, lluvia y calor abrasador, historias de indios y vaqueros, moteles de carretera entre máquinas tragaperras, gofres a granel, mormones, desiertos de sal, laberintos de maíz, ciudades raras, playas que esconden tesoros y noches junto al fuego con desconocidos octogenarios.

BLUE RIDGE
PARKWAY

Más de 1500 kilómetros, atravesando la Blue Ridge Parkway en el camino de Nueva York a Nashville. 

Seis estados, un huracán, la carretera más bonita del mundo o -por lo menos la preferida de los norteamericanos-, el pollo frito más delicioso del universo, bluegrass en los Apalaches, country en Nashville, donuts con bacon, casas de diseño en el garaje, bailes en asociaciones de veteranos y hoteles de película.

America’s favorite drive.

NUEVA INGLATERRA

Más de 2000 kilómetros, de Boston a Boston, cruzando hasta Canadá para tomar una sopa de cebolla. De faro en faro, de lago a lago, de bosque a bosque y de granja en granja. 

Dos países, dos idiomas, cinco estados, alces escurridizos y hojas de todos los colores. Canoas, ardillas enanas y perros saltarines. Langostas mágicas, donuts de patata, sirope casero, las mejores tortitas del mundo y tartas de queso rebozadas.

Cabañas con bombillas encendidas y atardeceres en la azotea. Conversaciones durante el desayuno, historias de mujercitas, ferias del condado y el auténtico estilo de vida americano.

American way of life.

RUTA 61

Unos 2000 kilómetros, desde las frías tierras de Mineápolis hasta la cálida y húmeda acogida de Nueva Orleans, a orillas -siempre- del río Misisipi.

Once estados, contrastes salvajes de norte a sur, barcos de vapor con barra libre de pizza y cerveza, moteles del terror, armónicas y descapotables, caminos que se cruzan y almas que se venden al mejor postor. 

Plantaciones de algodón o de azúcar, canciones desafinadas, balas en los cristales y noches con amigos tocando la guitarra en el salón.

Rolling on
the river.

RUTA 66

4000 kilómetros de punta a punta de Estados Unidos. Desde Chicago hasta los Ángeles por la Carretera Madre.

Ocho estados, más de 12000 botas cowboy, una guía en papel y ningún GPS. Muñecos gigantes, ballenas de la diversión, perritos calientes rebozados y tardes de rock and roll esperando a Gloria. Hamburguesas de champiñón, amanecer a orillas del cañón, pequeños exploradores y jubilados con látigo y pistola. Todo al rojo, bodas madrugadoras y lunas de miel con amigos. Bates de beisbol, calles de cine y Venice Beach.