BLUE RIDGE PARWAY.
BLUEGRASS EN LAS MONTAÑAS.

Si hay una carretera para conducir despacio esa es la de Blue Ridge Parkway. Y no solo porque lo digan las señales, porque se crucen los ciervos o se asomen los osos negros a curiosear. Si no porque sus curvas, sus vistas y sus luces y sombras merecen toda la atención.

La carretera preferida de los estadounidenses atraviesa los montes Apalaches por puentes cavados en la roca. Más de 700 kilómetros entre Virginia y Carolina de Norte que recorren montañas, miradores de vértigo, granjas, pueblos y molinos en parajes de ensueño.

Cuna del bluegrass, solo hay que seguir los sonidos del banjo, el violín y la guitarra hasta el Blue Ridge Music Center, donde todos los días –en medio de la nada y del todo- músicos locales se reúnen entre abetos, pinos y robles para no olvidar.

Canciones que suenan desde el Parque Nacional de Shenandoah hasta las Great Smoky Mountains. Donde castores y nutrias pasan las tardes al sol. Donde las hamburguesas se toman para desayunar, los hoteles son de película y las ciudades se esconden entre montañas.